30 de enero de 2012


LA JAULA

Lo primero que necesitarás será una jaula.

Cuando la adquieras, debes de decidirte  por una que tenga espacio suficiente para que pueda jugar y ejercitarme el tiempo en que permanezca en ella. Un tamaño mínimo seria el siguiente:
  • De 65 a 100 cm de largo
  • 40 cm de ancho
  • De 30 a 35 cm. De alto
Tienes que tener en cuenta también otros factores, como son los complementos que quieras incluir (tipo de cuenco para la comida, caseta, esquinero…) y si vas a alojar a una sola cobaya o a más. En este caso deberías contar aproximadamente unos 20 cm más por cada uno de nosotros que se aloje en ella.

En cuanto a la base de la jaula, la más fácil de limpiar es la de plástico, y algo muy importante: bajo ningún concepto debemos admitir las que tienen rejas en la parte inferior. Si bien en cuanto a limpieza sería lo más óptimo, nuestras patitas no son como las de los pájaros, y los barrotes son una causa de accidentes que pueden tener graves consecuencias para tu mascota.

Otro tipo de jaula poco recomendable  es la que tiene más de un piso, ya que una caída puede ser fatal para nosotros.

En cuanto a la apertura, puede ser  frontal (de manera que si nos abres podremos salir solitos) o superior, pero sobre este punto poco más hay que  decir, ya que dependerá mucho del gusto de cada uno.

Los complementos básicos con los que tienes que hacerte son:
  • Bebedero de formato biberón con una bola de acero inoxidable para dosificar el agua.
  • Comedero fabricado en plástico atoxico y con base ensanchada para dificultar su vuelco.
  • Tolva para el heno (recipiente exterior que suele venir con las jaulas).
Lo principal del comedero es que sea de fácil limpieza y que no lo podamos tumbar. En casa optaron al final por un recipiente de barro, y aunque no llego a volcarlo, si que lo paseo por toda la jaula en cuanto lo veo vacio. Es mi peculiar manera de llamar la atención.

En cuanto al recipiente de heno, la tolva es el más recomendable en cuanto a higiene se refiere,  ya que el heno está por fuera y no entra en contacto con el suelo donde están nuestros excrementos. Al menos  en la teoría, claro... Nadie se imagina la satisfacción que me produce el vaciarlo y esparcirlo por la jaula, y da igual que Ella me ponga aparte mi montoncito a modo de colchón... yo necesito estirar de él, aun sin saber por que!

Si queréis también podéis colocar una caseta a modo de madriguera, en el mercado encontrareis muchos modelos, desde los de plástico hasta los de madera, pero te arriesgas a que (sobre todo al principio) se esconda en ella y no salga, con lo cual no se acostumbrará nunca a ti, ni podrás llegar a cogerla.

Yo nunca he tenido caseta, y la verdad es que no la hecho de menos. Siempre me ha gustado sentirme acompañado y el ruido de la casa y de los niños a mi alrededor hace que me sienta feliz, demostrándolo con carreras por mi jaula y dando coces al aire como si fuese un trotón…

Lo que aprecio mucho es el económico invento de la hamaca: un trozo de ropa que mi dueña cuelga de los barrotes de la jaula con unas pinzas de la ropa, con unos aros, o con lo que tenga más a mano. La coloca más o menos a media altura para que pueda subir y bajar sin dificultad . Me encanta tumbarme en ella a descansar o a dormir… es un placer, sobre todo en invierno!!!


Y con esto daré por terminado el tema de las jaulas. 

Hablando de hamacas…. Creo que voy a echarme un ratito hasta que llegue la hora de cenar…mientras preparo el siguiente tema, de acuerdo? 

Hasta pronto! 


NOS VAMOS A CASA!

Siempre recordare el día en que Ella vino a buscarme  a la tienda para llevarme a casa. Pasé mucho miedo, metido en una cajita de cartón y sin entender lo que estaba pasando. Después de un rato ahí dentro escuchando ruidos desconocidos para mi, se volvió a hacer la luz. Una voz me decía cosas en un tono dulce. Ya no era del todo desconocida, la había oído en la tienda y después durante el trayecto hasta llegar a nuestro destino.

Ella me tomo en sus manos, con cuidado, apoyando mi culete tal y como había leído que debía hacerse. Tres humanos más me observaban, dos bajitos y uno grandote que me daba miedo. Era mi nueva familia.


Y así, en el día mas extraño de toda mi existencia, me instalaron en mi nueva jaula. Al día siguiente el susto había pasado, me sentía a gusto, querido y mimado. Me había convertido en el bebe cobaya de la familia!

Si tú también has decidido adoptar a uno de mis hermanos, hay una serie de cosas que debes de tener en cuenta. Lo cierto es que vale la pena prepararlo todo con alguna antelación ya que el periodo de adaptación será mucho mas rápido y sencillo, tanto para ti como para tu nuevo amiguito, ya lo verás.

Pues una vez llegado a este punto, intentaré hacerte la tarea más fácil… Que tal información y consejos de la mano de un experimentado cobayo?

Vamos allá!



27 de enero de 2012


DE DONDE VENIMOS???

Nuestro origen es Sudamérica, más concretamente los Andes Peruano-Bolivianos. Allí se nos conoce como cuy (ahora ya sabéis de donde sacaron el nombre mis dueños), nombre que proviene del quechua y que es una imitación de los grititos que damos cuando queremos llamar tu atención.

También nos llaman cuyo, cuye, o cuis, y en España y Argentina se nos denomina comúnmente cobaya, aunque también hay quien nos conoce como conejillos de Indias.

Mi nombre científico? Cavia porcellus, y la primera referencia sobre nuestra existencia en Europa, data del año 1.554... Ha llovido desde entonces, verdad?


Nuestra domesticación empezó hace unos 4.000 años ya que en estos países siempre hemos sido muy apreciados (esta es la parte que menos me gusta de la historia) como manjar en el arte culinario andino, así como de base a muchos remedios de sanación entre los curanderos.

Aunque somos roedores, no tenemos nada que ver ni con ratones ni con ratas. Pertenecemos a un grupo muy especial llamado caviomorfos existente solo en Sudamérica, que nació como resultado de una evolución en este continente que en la era terciaria fue completamente diferente al del resto de la tierra.

Con el tiempo los viajeros nos empezaron a traer a Europa y a Norteamérica como animales de compañía después de una selección para conseguir animales más dóciles y tranquilos que los pobladores andinos que se criaban en granjas y destinados al consumo.

Hoy en día somos unas mascotas muy consideradas por nuestro carácter dulce y encantador, y estamos presentes en miles de hogares donde disfrutan de nuestra alegre compañía.

Y para terminar, una anécdota: en épocas pasadas, se nos empleaba como guardianes en los gallineros para mantener alejadas a ratas y otros roedores a los que expulsábamos y delatábamos con nuestros chillidos más agudos... 

26 de enero de 2012

PRESENTACIÓN


Hola, 

Mi nombre es Cuy y soy una cobaya. Quieres acompañarme?

Te conduciré de una manera divertida en el aprendizaje de la tarea de cuidar a tu mascota, desde nuestras  necesidades más básicas hasta la peculiar manera de expresarnos. 

Y así,  día a día, llegarás a conocerla tan bien como mis dueños me conocen a mí.


Adéntrate en mi mundo, bien venid@!